Ficus retusa bonsái
Descripción.
Familia de las moráceas. Originaria de las regiones tropicales y subtropicales. Se conocen más de 600 especies muy distintas, con características muy diversas: follaje persistente o caduco, frutos comestibles o no.
Especies similares:
Ficus benjamina. Árbol de hoja persistente, de porte flexible y elegante con tronco gris. Las hojas son oblongas y de color verde brillante. Desarrolla raíces aéreas.
Ficus microphilla. Muy similar al ficus benjamina. Las hojas persistentes son alargadas y de color verde brillante. Emite raíces aéreas y sus raíces son particularmente vigorosas y nudosas.
Ficus retusa formosanum. Especie de hojas persistentes, más redondas y más gruesas que las especies anteriores. Es una planta más delicada.
Obtención:
Por semillas. Únicamente en invernadero y estufa de multiplicación.
Por estacas. En julio – agosto, bajo cristal. Cortar las estacas entre 5 y 10 cm. Desmocharlas y plantarlas en una mezcla de arena y turba, después de haber eliminado 1 ó 2 pares de hojas de la parte inferior de cada estaca. Quitar el cristal tan pronto como se hayan desarrollado las raíces. Trasplantar al año siguiente en primavera. También se puede conseguir el enraizado colocando las estacas en agua.
Por acodo aéreo. En primavera.
Cuidados:
Insolación. Este árbol gusta de la luz. El F. formosanum necesita un lugar más iluminado que las otras especies.
Temperatura. Soporta muy bien el calor. No gusta de los cambios bruscos de temperatura. Para la mayoría de las especies, la temperatura no debe ser inferior a los 13 grados en invierno.
Ventilación. Evitar las corrientes de aire.
Maceta. Escoger una maceta medianamente profunda cuando el árbol es joven. Para los ejemplares viejos la maceta debe ser profunda. Puede ser esmaltada o decorada. Los Ficus viejos suelen ser plantados en macetas rectangulares.
Limpieza. No cortar las raíces aéreas. Eliminar los brotes del tronco y las hojas amarillas. Pasar por el follaje una esponja empapada en agua para limpiar el polvo.
Crecimiento. Rápido y regular (en verano).
Trasplantado. Cada 2 años (3 en el caso de los ejemplares viejos), en primavera (abril – mayo), cortar la mitad de las raíces y colocar en una maceta algo mayor que la anterior.
Tierra. 1/4 de tierra de brezo. 1/4 de tierra vegetal, 1/4 de arena de río y 1/4 de mantillo. Los Ficus prefieren suelos calientes, medianamente húmedos y algo calcáreos. La tierra debe ser permeable, profunda, fresca y rica. Se puede sustituir la tierra de brezo por turba.
Poda.
Poda de las ramitas. Durante el período vegetativo, recortar las ramitas cuando han desarrollado 5 ó 6 pares de hojas, dejándoles sólo 2 ó 3 pares.
Poda de las ramas. Cortar las ramas estropeadas, alargadas o quebradas en invierno (febrero). De las heridas mana un jugo (caucho). Para detener esa emanación, aplicar agua. Aplicar mastic cicatrizante en las heridas grandes.
Poda de las hojas. En un Ficus en buen estado se puede cortar el follaje. Regar con menor abundancia después del desfoliado. También se pueden eliminar únicamente las hojas grandes.
Alambrado. Puede efectuarse en cualquier momento del año. Esperar a que las ramitas estén bien desarrolladas. Quitar el alambre al cabo de 6-8 semanas.
Riego. Mantener las raíces secas durante el invierno. Regar moderadamente el resto del año, un poco más en verano.
Vaporización. Vaporizar las hojas cada día ya que el Ficus prefiere el calor húmedo.
Abonado. En primavera y otoño aplicar un abono orgánico de descomposición lenta. En invierno, si el árbol se encuentra en buen estado, se le puede abonar una vez. Alternar un abono líquido y uno sólido.
Sanidad:
Parásitos. Nemátodos de los quistes, nemátodos de las agallas, cochinillas diaspinas y cochinillas lecapinas.
Trips.
Sintomatología: Las hojas presentan unas manchas grises, secas, sobre las que aparecen unos puntos. El árbol se halla debilitado, el limbo está roído. Presencia de insectos debajo del limbo.
Remedios: Pulverizar insecticidas de síntesis sobre la cara inferior del follaje.
Enfermedades.
Antracnosis del ficus.
Sintomatología: Unas manchas amarillas del borde del limbo se extiende a toda la hoja. Aparición de puntos negros sobre las manchas. Follaje decolorado y plegado. Las partes enfermas se secan y caen.
Remedios: Evitar un exceso de humedad en la tierra. Mantener una temperatura constante. Cortar las hojas enfermas. Pulverizar fungicidas de síntesis.
Quemaduras.
Sintomatología: El limbo presenta unas manchas decoloradas que se secan y rasgan. El follaje está crispado, deformado, a veces perforado, y cae.
Remedios: Evitar la vaporización del follaje o el riego a pleno sol; evitar el sol demasiado directo y las bajas temperaturas así como el abono demasiado nitrogenado y los gases tóxicos.
Caída de las hojas.
Sintomatología: Partiendo de la mitad inferior de las ramas, las hojas amarillean y caen.
Remedios: Evitar un exceso de agua en la tierra. Colocar la planta en un lugar bien iluminado.
Podredumbre gris o enfermedad de la tela.
Sintomatología: Las hojas presentan unas manchas de color pardo grisáceo, asociadas con una podredumbre gris alrededor del limbo, que progresa por toda la superficie de la hoja. Las hojas se secan y caen, las ramitas se necrosan.
Remedios: Airear a fondo. Evitar el exceso de riego y las diferencias de temperatura. Cortar las ramitas enfermas. Pulverizar fungicidas de síntesis. Atención a los riesgos de fototoxicidad.