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Importa la edad del Bonsái?

Categories: Blog Bonsai Menorca
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Published on: 20/12/2010

Importa la edad del Bonsái?

Cuando acudimos a una exposición de bonsái siempre escuchamos la típica pregunta del visitante: ¿Cuántos años tiene?

Este interés también se ve reforzado por el comercio de Mallsai, que como reclamo utiliza una edad ficticia con la que se pone precio al árbol.

En realidad, la edad física del bonsái no es tan importante como lo es su apariencia de vejez. La práctica totalidad de los valores estéticos en bonsái hacen referencia a elementos que definen la vejez; conicidad, corteza gruesa, partes del tronco en forma de shari, sabamiki, jin, ápice redondeado, y especialmente la ramificación densa nos da la apariencia deseada. Por tanto en un bonsái se ha de valorar el aspecto de vejez y no su edad.

Entonces, ¿importa en algo la edad de un árbol? Estéticamente hablando, no.

Otra cosa es que hablemos de nuestros sentimientos de respeto hacia la naturaleza y especialmente hacia el bonsái.

Los árboles, a diferencia de nosotros, no envejecen la totalidad de sus órganos de forma lineal, sino que los renueva cada año con células nuevas y jóvenes, muriendo las viejas y transformándose en madera que formará su esqueleto por un lado, y su corteza por el otro. Por tanto un árbol no tiene genéticamente predefinida una longevidad determinada. Su durabilidad dependerá de otros condicionantes, como son la altura (llega un punto en que la distancia vertical que ha de recorrer el agua desde las raíces es demasiada por mucho que evaporen las hojas, esto varía según la especie), el agotamiento de nutrientes del suelo, y evidentemente los accidentes: viento, rayos, sequía, fuego, el hombre……

Por tanto cabría decir que un árbol al que se le cubren todas sus necesidades y se le protege de accidentes puede vivir eternamente.

El ciclo vital de un árbol es muy diferente al humano. Lo que dura toda una de nuestras vidas, no es más que una pequeña etapa de la suya.

Si nosotros fuéramos árbol, y observáramos a los humanos, parecería como si éstos se movieran extraordinariamente rápido, tanto que ni siquiera llegaríamos a verlos. En cambio, sí percibiríamos sus efectos, viendo desaparecer de nuestro entorno y bajo el hacha a nuestros hermanos. O descubriendo de repente que se ha modificado el paisaje mediante carreteras, paredes, cemento….

Quien haya leído o visto en el cine «El señor de los anillos«, recordará a unos personajes, los «Ents«, pastores de árboles. Cuyo lenguaje era tan complejo y se expresaba con tal lentitud, que cualquier deliberación entre ellos, por simple que fuera, duraba una eternidad. A pesar de ser una idea romántica, la analogía tiene mucho de real.

En efecto, esta diferencia de velocidad en nuestros ciclos vitales da más valor, por lo vivido, a un árbol que a un humano.

sabina menorquina
sabina menorquina

A esta sabina, le hemos calculado una edad que rondará entre 320 y 380 años. Esto situaría su nacimiento en pleno siglo XVII. Una de las peores épocas vividas por la isla de Menorca, que estuvo casi a punto de quedar deshabitada por culpa de las constantes incursiones piratas procedentes del norte de áfrica.

Siendo todavía un árbol joven, pudo ver como Menorca era incorporada a la Corona Inglesa. Seguramente pudo disfrutar del renacimiento de la agricultura y la economía impulsada por los ingleses. Y con toda probabilidad, debió ver algún casaca roja paseando por su lado.

casaca roja
casaca roja

La enorme expansión naval que conllevó la pertenencia al imperio británico, hizo que los astilleros mahoneses estuvieran siempre ávidos de maderas duras e imputrescibles, destinadas a fabricar determinadas piezas clave en los navíos. Por este motivo, nuestra sabina, vio desaparecer a sus hermanas mayores en pos de satisfacer a una demanda creciente de estas maderas. Ella se salvó por su pequeño tamaño, que la hacía insignificante para estos menesteres.

Después de la prosperidad inglesa, a nuestra sabina le tocó ver cómo la isla pasaba a la Corona Española y empezaba de nuevo la decadencia económica. Por su situación, seguramente fue testigo de la descarga de contrabando a la que los empobrecidos menorquines se aferraban para sobrevivir.

Vio la rebelión franquista y la resistencia de la isla hasta el final de la guerra.

Padeció el «bum turístico» que causó la desaparición en masa de miles de sus congéneres.

Vio como la llegada de la democracia traía más concienciación ambiental, protegiendo las áreas dunares donde viven sus hermanas mayores.

Y de repente, nuestros caminos se cruzaron. Y la que hasta ahora había sido un mudo espectador de nuestros acontecimientos históricos recientes, pasó a ser protagonista.

Entonces, ¿Debo dar valor a la edad de este árbol?

Si no lo hiciera, no merecería ser su cuidador.

Esta sabina, como otros muchos yamadori, es un superviviente nato, ya que solo un minúsculo porcentaje de los árboles que nacen cada año en estos lugares áridos, son capaces de sobrevivir tantos años. Por tanto nosotros solo podemos reverenciarlo y admirarlo como superviviente ante todo tipo de adversidades que con seguridad habrá padecido. Respetarlo por su espíritu (Bonsai No Kokoro), ya que como si de una cápsula del tiempo se tratase, es contenedora de la historia.

Este respeto por los árboles antiguos es muy común en Japón. Nosotros hemos de hacer lo mismo. Es decir, intentar que durante esta etapa de la vida del árbol que coincide con la nuestra, intentemos extraerle máximo de belleza para que pueda mostrarse orgulloso ante la mirada de esos seres que andan a toda velocidad y que somos los humanos.

Y sobre todo, Intentar que le llegue al siguiente cuidador en perfecto estado para que él continúe el trabajo.

Siempre hay alguien que me pregunta: ¿vendes alguna sabina? ¿Cómo puedo vender algo que no es mío? La sabina no me pertenece, soy yo el que pertenece a la sabina.

Antoni Payeras

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